1. Marco Polo
El primer viaje
En la familia Polo hubo otros exploradores además de Marco. Su padre Nicolás (o Niccolò en veneciano) y su tío Mateo (o Maffeo, también en veneciano) eran prósperos mercaderes dedicados al comercio con Oriente. Ambos partieron hacia Asia en 1255 y alcanzaron China en 1266, llegando a Khanbaliq o Cambaluc (Pekín). Volvieron de China como enviados del Kublai Khan con una carta para el Papa en la que pedía que enviase a gente ilustrada que enseñase en su imperio, para informar a los mongoles sobre su forma de vida.
Ruta seguida:
- Salida de Venecia.
- Rodeo de Grecia hasta llegar a Constantinopla.
- Cruce del Mar Negro y el de Azov.
- Tránsito de las estepas euroasiáticas, cruzando el Volga y rodeando el Mar Caspio por el norte hasta llegar al Mar de Aral y la ciudad de Bujará.
- Cruce de las montañas y desiertos de Asia Central a través de la Ruta de la Seda, hasta alcanzar Pekín.
El segundo viaje
Mateo y Nicolás Polo partieron en un segundo viaje, con la respuesta del Papa a Kublai Khan, en 1271. Esta vez Nicolás se llevó a su hijo Marco, quien pronto se ganó el favor de Kublai Khan, haciéndole su consejero. Poco después Marco pasó a ser emisario del Khan, quien le daría diversos destinos a lo largo de los años. En sus diecisiete años de servicio al Khan, Marco Polo, llegó a conocer las vastas regiones de China y los numerosos logros de la civilización china, muchos de los cuales eran más avanzados que los contemporáneos europeos.
Cuando una embajada del rey de Persia le solicita a Kublai Khan una princesa para el rey, los Polo la acompañan, decidiendo regresar a Venecia.
Ruta seguida:
- Salida de Venecia.
- Desembarco en Acre.
- Marcha a través del Creciente Fértil hasta llegar a Tabriz.
- Llega a la capital imperial en Pekín.
- Atraviesa China hasta llegar a Pagán, en Birmania.
- Vuelve a Pekín, donde se inicia el viaje de vuelta.
- Marcha hacia sur a Yangzhou.
- Embarco en Zaitun.
- Rodeo de las costas de China meridional, Indochina, Malaca y Sumatra.
- Cruza el Golfo de Bengala hasta Ceilán y sigue la costa de la India hasta la Península de Kathiawar.
- Desembarco final en Ormuz y nuevo regreso a Tabriz.
- Cruza el Cáucaso y embarca de nuevo en Trebisonda.
- Recala nuevamente en Constantinopla y regresa finalmente a Venecia
En la familia Polo hubo otros exploradores además de Marco. Su padre Nicolás (o Niccolò en veneciano) y su tío Mateo (o Maffeo, también en veneciano) eran prósperos mercaderes dedicados al comercio con Oriente. Ambos partieron hacia Asia en 1255 y alcanzaron China en 1266, llegando a Khanbaliq o Cambaluc (Pekín). Volvieron de China como enviados del Kublai Khan con una carta para el Papa en la que pedía que enviase a gente ilustrada que enseñase en su imperio, para informar a los mongoles sobre su forma de vida.
Ruta seguida:
- Salida de Venecia.
- Rodeo de Grecia hasta llegar a Constantinopla.
- Cruce del Mar Negro y el de Azov.
- Tránsito de las estepas euroasiáticas, cruzando el Volga y rodeando el Mar Caspio por el norte hasta llegar al Mar de Aral y la ciudad de Bujará.
- Cruce de las montañas y desiertos de Asia Central a través de la Ruta de la Seda, hasta alcanzar Pekín.
El segundo viaje
Mateo y Nicolás Polo partieron en un segundo viaje, con la respuesta del Papa a Kublai Khan, en 1271. Esta vez Nicolás se llevó a su hijo Marco, quien pronto se ganó el favor de Kublai Khan, haciéndole su consejero. Poco después Marco pasó a ser emisario del Khan, quien le daría diversos destinos a lo largo de los años. En sus diecisiete años de servicio al Khan, Marco Polo, llegó a conocer las vastas regiones de China y los numerosos logros de la civilización china, muchos de los cuales eran más avanzados que los contemporáneos europeos.
Cuando una embajada del rey de Persia le solicita a Kublai Khan una princesa para el rey, los Polo la acompañan, decidiendo regresar a Venecia.
Ruta seguida:
- Salida de Venecia.
- Desembarco en Acre.
- Marcha a través del Creciente Fértil hasta llegar a Tabriz.
- Llega a la capital imperial en Pekín.
- Atraviesa China hasta llegar a Pagán, en Birmania.
- Vuelve a Pekín, donde se inicia el viaje de vuelta.
- Marcha hacia sur a Yangzhou.
- Embarco en Zaitun.
- Rodeo de las costas de China meridional, Indochina, Malaca y Sumatra.
- Cruza el Golfo de Bengala hasta Ceilán y sigue la costa de la India hasta la Península de Kathiawar.
- Desembarco final en Ormuz y nuevo regreso a Tabriz.
- Cruza el Cáucaso y embarca de nuevo en Trebisonda.
- Recala nuevamente en Constantinopla y regresa finalmente a Venecia
2. Cristobal Colón
La expedición salió de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492, con las carabelas La Pinta, La Niña y la Santa María con una tripulación de unos 90 hombres. En diversas pinturas y otras obras artísticas se ha reflejado la presencia de algún sacerdote o religioso, sin embargo en esta primera expedición no viajó ningún clérigo entre la tripulación.
Estuvo en las Islas Canarias hasta el 6 de septiembre, concretamente en La Gomera (visitando a Beatriz de Bobadilla y Ossorio, gobernadora de la isla) y en Gran Canaria, arreglando el timón de La Pinta y sustituyendo sus velas triangulares originales por unas cuadradas, lo que la convirtió en la carabela más rápida de la flotilla.
La expedición no resultó fácil para nadie y durante la misma hubo varios conatos de motines. Entre el 13 y el 17 de septiembre experimentaron el efecto de la declinación magnética. El 22 de septiembre envió Colón su carta de navegación a Pinzón. La noche del 6 al 7 de octubre se produce un intento de motín en la Santa María que fue sofocado con la ayuda de los Pinzón, sin embargo entre el 9 de octubre y 10 de octubre el descontento se extiende al resto de la expedición, tomando los capitanes la determinación de que se volverían en el plazo de 3 días de no divisar tierra. El 12 de octubre, cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin llegar a ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana dio el famoso grito de: "¡tierra a la vista!". Sobre este episodio también existe controversia entre los historiadores, ya que los reyes habían ofrecido 10.000 maravedís al primero que avistara tierra, sin embargo este premio lo recibió Colón quien, según su diario de a bordo, habría visto "lumbre" unas horas antes que Rodrigo de Triana. Llegaron a una isla llamada Guanahani, a la que rebautizó como «San Salvador», en el archipiélago de las Bahamas.
También desembarcó en la isla de Cuba y en La Española. En las orillas de ésta, el 25 de diciembre de 1492, se hundió la Santa María. Sus restos fueron usados para construir el Fuerte de La Navidad, constituyendo así el primer asentamiento español en América.
Las dos carabelas, al mando de Colón, regresaron a España. En el viaje de regreso sufrieron una fuerte tempestad que hizo que las naves se separasen, llegando la Pinta en primer lugar a Bayona el día 1 de marzo de 1493 y la Niña hizo lo propio llegando el día 4 de marzo a Lisboa. El día 9 de marzo, Colón se entrevistó con el rey de Portugal para convencerle de que la expedición no interfería con sus propiedades atlánticas.
Finalmente, el 15 de marzo arribaron al puerto de Palos ambas naves con una diferencia de pocas horas una de otra. A los pocos días falleció Martín Alonso Pinzón, el principal socio de Colón en este viaje, que fue enterrado probablemente en La Rábida, según era su voluntad.
Se sabe que tanto Pinzón como Colón enviaron noticias de su llegada a los Reyes, que se encontraban en Barcelona. En esta ciudad apareció impresa, probablemente a principios de abril, una carta de Colón anunciando el Descubrimiento dirigida a Luis de Santángel fechada a 15 de febrero, cuando todavía estaban en alta mar. Una semanas más tarde se imprimió en Roma una carta muy similar, dirigida al tesorero Gabriel (o Rafael) Sánchez y traducida al latín por Leandro de Cozco. Esta obra se difundió rápidamente por toda Europa y fue traducida al italiano y al alemán.
Varios años después los europeos irían dándose cuenta de que las tierras a las que había llegado Colón no estaban conectadas por tierra con Asia, sino que formaban un continente aparte al que se le empezó a llamar "América" a partir de 1507.
La expedición salió de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492, con las carabelas La Pinta, La Niña y la Santa María con una tripulación de unos 90 hombres. En diversas pinturas y otras obras artísticas se ha reflejado la presencia de algún sacerdote o religioso, sin embargo en esta primera expedición no viajó ningún clérigo entre la tripulación.
Estuvo en las Islas Canarias hasta el 6 de septiembre, concretamente en La Gomera (visitando a Beatriz de Bobadilla y Ossorio, gobernadora de la isla) y en Gran Canaria, arreglando el timón de La Pinta y sustituyendo sus velas triangulares originales por unas cuadradas, lo que la convirtió en la carabela más rápida de la flotilla.
La expedición no resultó fácil para nadie y durante la misma hubo varios conatos de motines. Entre el 13 y el 17 de septiembre experimentaron el efecto de la declinación magnética. El 22 de septiembre envió Colón su carta de navegación a Pinzón. La noche del 6 al 7 de octubre se produce un intento de motín en la Santa María que fue sofocado con la ayuda de los Pinzón, sin embargo entre el 9 de octubre y 10 de octubre el descontento se extiende al resto de la expedición, tomando los capitanes la determinación de que se volverían en el plazo de 3 días de no divisar tierra. El 12 de octubre, cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin llegar a ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana dio el famoso grito de: "¡tierra a la vista!". Sobre este episodio también existe controversia entre los historiadores, ya que los reyes habían ofrecido 10.000 maravedís al primero que avistara tierra, sin embargo este premio lo recibió Colón quien, según su diario de a bordo, habría visto "lumbre" unas horas antes que Rodrigo de Triana. Llegaron a una isla llamada Guanahani, a la que rebautizó como «San Salvador», en el archipiélago de las Bahamas.
También desembarcó en la isla de Cuba y en La Española. En las orillas de ésta, el 25 de diciembre de 1492, se hundió la Santa María. Sus restos fueron usados para construir el Fuerte de La Navidad, constituyendo así el primer asentamiento español en América.
Las dos carabelas, al mando de Colón, regresaron a España. En el viaje de regreso sufrieron una fuerte tempestad que hizo que las naves se separasen, llegando la Pinta en primer lugar a Bayona el día 1 de marzo de 1493 y la Niña hizo lo propio llegando el día 4 de marzo a Lisboa. El día 9 de marzo, Colón se entrevistó con el rey de Portugal para convencerle de que la expedición no interfería con sus propiedades atlánticas.
Finalmente, el 15 de marzo arribaron al puerto de Palos ambas naves con una diferencia de pocas horas una de otra. A los pocos días falleció Martín Alonso Pinzón, el principal socio de Colón en este viaje, que fue enterrado probablemente en La Rábida, según era su voluntad.
Se sabe que tanto Pinzón como Colón enviaron noticias de su llegada a los Reyes, que se encontraban en Barcelona. En esta ciudad apareció impresa, probablemente a principios de abril, una carta de Colón anunciando el Descubrimiento dirigida a Luis de Santángel fechada a 15 de febrero, cuando todavía estaban en alta mar. Una semanas más tarde se imprimió en Roma una carta muy similar, dirigida al tesorero Gabriel (o Rafael) Sánchez y traducida al latín por Leandro de Cozco. Esta obra se difundió rápidamente por toda Europa y fue traducida al italiano y al alemán.
Varios años después los europeos irían dándose cuenta de que las tierras a las que había llegado Colón no estaban conectadas por tierra con Asia, sino que formaban un continente aparte al que se le empezó a llamar "América" a partir de 1507.
3. Magallanes-Elcano
Ésta había comenzado en Sevilla el 10 de agosto de 1519, fecha en que fue anunciada la partida de la escuadra de cinco naves, capitaneada por Fernando de Magallanes (o, de acuerdo con su nombre portugués, Fernão de Magalhães), descendiendo por el Guadalquivir hasta llegar a Sanlúcar de Barrameda, puerto que da al océano Atlántico. Durante las siguientes semanas, se acabó de avituallar la escuadra y se resolvieron otros asuntos, mientras el propio Magallanes otorgó testamento en Sevilla el 24 de agosto.
Ésta había comenzado en Sevilla el 10 de agosto de 1519, fecha en que fue anunciada la partida de la escuadra de cinco naves, capitaneada por Fernando de Magallanes (o, de acuerdo con su nombre portugués, Fernão de Magalhães), descendiendo por el Guadalquivir hasta llegar a Sanlúcar de Barrameda, puerto que da al océano Atlántico. Durante las siguientes semanas, se acabó de avituallar la escuadra y se resolvieron otros asuntos, mientras el propio Magallanes otorgó testamento en Sevilla el 24 de agosto.
El 20 de septiembre la expedición zarpó de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), con la intención de encontrar el paso marítimo hacia los territorios de las Indias Orientales y buscar el camino que, recorriendo siempre mares castellanos (según el Tratado de Tordesillas), llegase a las islas de las Especias, lo que era la llamada ruta hacia el oeste, que ya había buscado Cristóbal Colón.
La Expedición de Magallanes-Elcano estuvo plagada de contratiempos y dificultades. Tras la muerte de Magallanes en Filipinas, en 1521, durante una escaramuza con los indígenas, fue elegido jefe de la expedición Gonzalo Gómez de Espinosa y al frente de la nave Victoria, se puso de capitán Juan Sebastián Elcano. Tras arribar a las islas Molucas, objeto del viaje, se emprendió el regreso a España.
La Trinidad navegaba mal y se quedó en el puerto de Tidore para ser reparada y volver por el Pacífico hasta Panamá. Elcano toma finalmente el mando de la expedición de regreso. Tenía el problema de volver a España con lo que quedaba de la expedición, sin conocer el camino de vuelta por el Pacífico, y parecía una locura intentarlo, por lo que eligió navegar por los mares portugueses hacia el oeste, bordeando África por rutas conocidas y con posibilidades de hacer aguadas.
Tras atravesar el océano Índico y dar la vuelta a África, completó la primera circunnavegación del globo, consiguiendo llevar a término la expedición y llegar al puerto de partida, Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522 en la nao Victoria, junto con otros 17 supervivientes, lo que suponía el logro de una imponente hazaña para la época. Finalmente, el 8 de septiembre, fue descargada en Sevilla la única nave que había logrado regresar.
La Trinidad navegaba mal y se quedó en el puerto de Tidore para ser reparada y volver por el Pacífico hasta Panamá. Elcano toma finalmente el mando de la expedición de regreso. Tenía el problema de volver a España con lo que quedaba de la expedición, sin conocer el camino de vuelta por el Pacífico, y parecía una locura intentarlo, por lo que eligió navegar por los mares portugueses hacia el oeste, bordeando África por rutas conocidas y con posibilidades de hacer aguadas.
Tras atravesar el océano Índico y dar la vuelta a África, completó la primera circunnavegación del globo, consiguiendo llevar a término la expedición y llegar al puerto de partida, Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522 en la nao Victoria, junto con otros 17 supervivientes, lo que suponía el logro de una imponente hazaña para la época. Finalmente, el 8 de septiembre, fue descargada en Sevilla la única nave que había logrado regresar.
4. Cook
Primer Viaje
En 1766, la Royal Society contrató a Cook para viajar al océano Pacífico, con objetivo de observar y documentar el tránsito de Venus sobre el Sol.
En 1768 Cook zarpó al mando del HMB Endeavour desde Inglaterra, rodeó el Cabo de Hornos y continuó hacia el oeste por el Pacífico, hasta llegar a Tahití el 13 de abril de 1769, en donde se debían llevar a cabo las observaciones. El tránsito de Venus estaba pronosticado para el 3 de junio de ese año, por lo que hasta ese momento se encargó de la construcción de un pequeño fuerte y observatorio.
El astrónomo designado para la tarea de observación fue Charles Green, asistente de Nevil Maskelyne en la Royal Household. El principal propósito de la misión era obtener mediciones que podrían ser usadas con mayor precisión para calcular la distancia entre Venus y el Sol. Si se conseguía esto, entonces se podrían calcular las distancias de los demás planetas conocidos basándose en sus órbitas relativas.
Green, Cook y Solander hicieron mediciones por separado, que tuvieron variaciones mayores que los márgenes de error esperados. La instrumentación que utilizaron era adecuada para la época, pero los métodos utilizados no eliminaban los errores. Más tarde, cuando sus resultados fueron comparados con los de otros observadores del mismo evento desde otras partes del mundo, el resultado no fue tan concluyente o preciso como se había esperado.
Una vez que las observaciones se completaron, Cook partió para realizar el segundo propósito de su viaje: buscar en el Pacífico Sur señales del continente más austral: Terra Australis. La Royal Society, y especialmente Alexander Dalrymple, creían que debía existir; sin embargo, Cook tenía sus propias dudas al respecto. Con la ayuda de Tupaia, un tahitiano que tenía gran conocimiento de la geografía del Pacífico, Cook se las arregló para llegar hasta Nueva Zelanda, siendo el segundo europeo en llegar allí. Abel Tasman, en 1642, había sido el primero. Cook hizo un mapeo de toda la costa de Nueva Zelanda, cometiendo sólo algunos errores menores. También descubrió el estrecho de Cook, que separa la isla Norte de la isla Sur, que Tasman no había visto.
Luego partió con rumbo oeste, para intentar llegar a Tierra de Van Diemen (hoy Tasmania), que había sido vista por Tasman, para establecer si formaba parte o no del legendario continente austral. Sin embargo, fueron forzados a mantener un rumbo más hacia el norte debido a los fuertes vientos. Cuando divisaron tierra, Cook la nombró Punta Hicks, ya que Leuit Hicks fue el primero en divisarla. Cook pensó que podía ser Tierra de Van Diemen, pero en realidad era parte de la costa sudeste de Australia, y con esto se convirtieron en los primeros europeos conocidos en encontrar la costa este del continente.
El lugar avistado es generalmente calculado como un punto a mitad de camino entre las actuales ciudades de Orbost y Mallacota, en el estado de Victoria. Un nuevo reconocimiento de la zona, realizado en 1843, volvió a bautizar el lugar como Cabo Everard. Para el bicentésimo aniversario del avistaje, el nombre fue oficialmente cambiado a Punta Hicks nuevamente.
El HMB Endeavour continuó rumbo al norte, bordeando la costa, manteniendo la tierra a la vista. Cook cartografió y bautizó con diferentes nombres a varios lugares. Después de una semana, pasaron por una gran caleta de poca profundidad. En este lugar, llamado Kurnell, Cook y su tripulación tuvieron el primer contacto con el continente.
Al principio, Cook llamó al lugar bahía Stingaree, debido a la gran cantidad de rayas encontradas allí; luego fue cambiado a bahía Botánico, y finalmente a bahía Botánica (Botany Bay), por las especies únicas encontradas por Banks, Solander y Spöring.
Este primer sitio en el cual pararon, más tarde fue fomentado (especialmente por Banks) como un buen lugar para establecer un asentamiento y una colonia británica. Sin embargo, casi dieciocho años después de este primer arribo, cuando el capitán Arthur Phillip llegó allí en 1788 para establecer un fuerte y una colonia penal, encontró que la bahía y sus alrededores no eran un lugar tan promisorio como había sido descrito. Entonces, Phillip dio órdenes de moverse hacia el norte, al lugar que Cook había denominado Port Jackson pero no había explorado en profundidad. Fue en un lugar de Sydney Cove que se realizó el asentamiento de Sydney. Durante algunos años más, el lugar seguiría siendo llamado generalmente Botanic Bay. Aquí se realizaron las primeras expediciones científicas para documentar la flora y la fauna de Australia.
Cook continuó hacia el norte, mapeando la costa. Hubo un contratiempo cuando el HMB Endeavour pasó por la Gran barrera de coral el 11 de junio de 1770. El barco se dañó seriamente y el viaje se demoró casi siete semanas, mientras las reparaciones eran hechas en la playa (cerca de los muelles de la actual ciudad de Cooktown, en la boca del río Endeavour). Mientras estuvieron allí, Joseph Banks, Herman Spöring y Daniel Solander hicieron su primera gran colección de flora australiana. Allí, la tripulación tuvo encuentros con los aborígenes del lugar, que eran mayormente pacíficos. Por el contacto con la tribu Guugu Yimithirr, la palabra kangaroo (canguro) fue introducida al idioma inglés, derivando de gangaroo; "kangaroo" no designaba el nombre del animal, sino la expresión "no le entiendo" con que respondían a las preguntas de los ingleses.
Una vez que se realizaron las reparaciones, se continuó con el viaje, pasando por el punto más nórdico de la península Cabo York, y luego navegaron a través del estrecho de Torres, entre Australia y Papúa Nueva Guinea, que había sido navegado por Luis Váez de Torres en 1604.
Hasta este momento de la travesía, Cook no había perdido ningún hombre a causa del escorbuto; un logro destacable y prácticamente desconocido en los viajes de larga distancia por mar durante el siglo XVIII. Cook obligaba a su tripulación a comer cítricos y chucrut, aunque todavía nadie entendía las razones por las que ingerir estos alimentos prevenía el escorbuto. Luego navegó hacia Batavia, la capital de las Indias Orientales Holandesas, por reparaciones. Batavia era conocida por sus brotes de malaria, y, antes que retornaran, gran parte de la tripulación de Cook sucumbió a esta enfermedad y a otras como la disentería; entre ellos el tahitiano Tupaia, el secretario finés de Banks, el científico finés Herman Spöring, el astrónomo Charles Green y el ilustrador Sydney Parkinson. La isla Spöring fue bautizada así por Cook en honor a Herman Spöning y a su trabajo durante el viaje.
El HMB Endeavour, el barco del primer viaje, luego daría su nombre al transbordador espacial Endeavour y al río Endeavour.
Los diarios de Cook fueron publicados a su regreso, con lo que se convirtió en una especie de héroe entre la comunidad científica. Sin embargo, entre el público en general, el botánico Joseph Banks fue un héroe más grande. Banks finalmente intentó tomar el mando del segundo viaje de Cook, pero desistió del viaje antes que éste comenzara.
Segundo Viaje
Poco tiempo después de su regreso, Cook fue ascendido del puesto que ejercía como Lugarteniente (Lieutenant) a Comandante (Master and Commander). Entonces, una vez más, fue comisionado por la Royal Society para buscar la mítica Terra Australis. Durante su primer viaje había demostrado, mediante la circunnavegación de Nueva Zelanda, que no estaba unida por el sur a una masa continental mayor, y aunque mediante la cartografía de casi la totalidad de la costa este de Australia había demostrado que era de tamaño continental, se suponía que la buscada Terra Australis se extendía hacia el sur. A pesar de las evidencias, muchos miembros de la Royal Society aún creían que ese continente debía existir.
En este viaje, Cook comandó la nave HMS Resolution, mientras que Tobias Furneaux comandó la nave compañera HMS Adventure. La expedición circunnavegó el globo terráqueo a muy alta latitud sur, convirtiéndose en uno de los primeros en cruzar el círculo polar antártico, el 17 de enero de 1773, alcanzando 71º 10' sur. También descubrió Georgia del Sur y las islas Sandwich del Sur. En la niebla antártica, los dos barcos se separaron. Furneaux fue hacia Nueva Zelanda, en donde perdió algunos de sus hombres por una pelea con los Maoríes, y luego navegó hacia Gran Bretaña, mientras que Cook continuó explorando la Antártida.
Cook casi descubrió el continente antártico, pero volvió hacia el norte, en dirección a Tahití para reabastecer el barco. Luego retomó su curso hacia el sur en un segundo intento infructuoso de encontrar el continente. En este tramo del viaje llevó con él a un joven tahitiano llamado Omai, que demostró ser algo menos especialista sobre el Pacífico de lo que había sido Tupaia en el primer viaje. Durante el viaje de regreso, estuvieron en las islas Friendly, isla de Pascua y Vanuatu, en 1774. Sus informes sobre el retorno del viaje pusieron quietud sobre el popular mito de Terra Australis.
Otro logro del segundo viaje fue el empleo exitoso del cronómetro K1, que facilitó medir la longitud de forma más precisa.
A su regreso, Cook fue ascendido en la jerarquía naval a capitán, y se le otorgó un retiro honorario de la Royal Navy (como oficial en el Hospital de Greenwich), pero Cook no podía estar alejado del mar.
Se planificó un tercer viaje para encontrar el paso del Noroeste. Cook viajaría al Pacífico nuevamente y esperaba pasar al Atlántico, mientras que en un viaje simultáneo se programaba la ruta contraria.
Tercer Viaje
En su último viaje, Cook comandó una vez más el HMS Resolution, mientras que el capitán Charles Clerke comandaba el HMS Discovery. Ostensiblemente, el viaje fue planeado para llevar de regreso a Omai hacia Tahití; esto era lo que el público en general creía, ya que se había convertido en una "curiosidad" en Londres. Después de dejar a Omai, Cook viajó hacia el norte, y en 1778 se convirtió en el primer europeo en visitar las islas Hawái, a las que llamó islas Sandwich, por el cuarto Conde de Sandwich, John Montagu, en ese momento a cargo de la Royal Navy.
Cuando los exploradores volvieron a la bahía Kealakekua el 17 de enero, 10.000 hawaianos salieron a recibirlos. Los isleños estaban celebrando la fiesta de makahiki en honor de Lono, el dios de su tierra. Por lo visto, creyeron que Cook era dicho dios, por lo que tanto él como sus hombres fueron nuevamente objeto de extraordinaria bondad y hospitalidad. Tres semanas más tarde, el 4 de febrero, levaron anclas y se hicieron a la vela. Mas al cuarto día les sobrevino un gran huracán, que destrozó uno de los mástiles del Resolution y obligó a Cook a regresar a Hawái.
Viajó hacia el este, para explorar la costa oeste de América del Norte. Exploró e hizo mapas de la costa, desde California hasta el estrecho de Bering.
El estrecho de Bering no pudo ser atravesado por Cook, aunque hizo varios intentos. Cook había comenzado a tener algún trastorno estomacal desde hacía algún tiempo, y esto es tomado como explicación a su comportamiento irracional hacia la tripulación durante el viaje.
Cook volvió a Hawái en 1779. El 14 de febrero, en Kealakekua Bay, algunos hawaianos robaron un bote pequeño perteneciente a Cook. Normalmente, como los ladrones eran comunes en Tahití y otras islas, se tomaban rehenes hasta que las cosas robadas reaparecieran. Pero Cook planeó tomar como rehén al rey de Hawái, Kalaniopuu. Debido a la irracionalidad de sus actos, tuvo un altercado con una gran multitud de nativos en la playa, con lo cual, durante la escaramuza, se dispararon algunos tiros hacia los hawaianos y éstos terminaron matando a Cook para devorarlo después.
Para su sorpresa, en esta ocasión la recepción en Hawái fue hostil. Algunos opinan que quizás los indígenas habían analizado las cosas de manera más racional y habían concluido que Cook y su tripulación los estaban explotando. A juicio de otros, el retorno se contradecía con su “divinidad”. Como quiera que fuera, los hombres de Cook, consternados, cometieron el desacierto de actuar con violencia. Cook determinó apoderarse del jefe Kalaniopu’u y retenerlo prisionero para recobrar la embarcación robada. En la lucha que se suscitó en la playa, Cook fue apuñalado y golpeado hasta causarle la muerte.
Primer Viaje
En 1766, la Royal Society contrató a Cook para viajar al océano Pacífico, con objetivo de observar y documentar el tránsito de Venus sobre el Sol.
En 1768 Cook zarpó al mando del HMB Endeavour desde Inglaterra, rodeó el Cabo de Hornos y continuó hacia el oeste por el Pacífico, hasta llegar a Tahití el 13 de abril de 1769, en donde se debían llevar a cabo las observaciones. El tránsito de Venus estaba pronosticado para el 3 de junio de ese año, por lo que hasta ese momento se encargó de la construcción de un pequeño fuerte y observatorio.
El astrónomo designado para la tarea de observación fue Charles Green, asistente de Nevil Maskelyne en la Royal Household. El principal propósito de la misión era obtener mediciones que podrían ser usadas con mayor precisión para calcular la distancia entre Venus y el Sol. Si se conseguía esto, entonces se podrían calcular las distancias de los demás planetas conocidos basándose en sus órbitas relativas.
Green, Cook y Solander hicieron mediciones por separado, que tuvieron variaciones mayores que los márgenes de error esperados. La instrumentación que utilizaron era adecuada para la época, pero los métodos utilizados no eliminaban los errores. Más tarde, cuando sus resultados fueron comparados con los de otros observadores del mismo evento desde otras partes del mundo, el resultado no fue tan concluyente o preciso como se había esperado.
Una vez que las observaciones se completaron, Cook partió para realizar el segundo propósito de su viaje: buscar en el Pacífico Sur señales del continente más austral: Terra Australis. La Royal Society, y especialmente Alexander Dalrymple, creían que debía existir; sin embargo, Cook tenía sus propias dudas al respecto. Con la ayuda de Tupaia, un tahitiano que tenía gran conocimiento de la geografía del Pacífico, Cook se las arregló para llegar hasta Nueva Zelanda, siendo el segundo europeo en llegar allí. Abel Tasman, en 1642, había sido el primero. Cook hizo un mapeo de toda la costa de Nueva Zelanda, cometiendo sólo algunos errores menores. También descubrió el estrecho de Cook, que separa la isla Norte de la isla Sur, que Tasman no había visto.
Luego partió con rumbo oeste, para intentar llegar a Tierra de Van Diemen (hoy Tasmania), que había sido vista por Tasman, para establecer si formaba parte o no del legendario continente austral. Sin embargo, fueron forzados a mantener un rumbo más hacia el norte debido a los fuertes vientos. Cuando divisaron tierra, Cook la nombró Punta Hicks, ya que Leuit Hicks fue el primero en divisarla. Cook pensó que podía ser Tierra de Van Diemen, pero en realidad era parte de la costa sudeste de Australia, y con esto se convirtieron en los primeros europeos conocidos en encontrar la costa este del continente.
El lugar avistado es generalmente calculado como un punto a mitad de camino entre las actuales ciudades de Orbost y Mallacota, en el estado de Victoria. Un nuevo reconocimiento de la zona, realizado en 1843, volvió a bautizar el lugar como Cabo Everard. Para el bicentésimo aniversario del avistaje, el nombre fue oficialmente cambiado a Punta Hicks nuevamente.
El HMB Endeavour continuó rumbo al norte, bordeando la costa, manteniendo la tierra a la vista. Cook cartografió y bautizó con diferentes nombres a varios lugares. Después de una semana, pasaron por una gran caleta de poca profundidad. En este lugar, llamado Kurnell, Cook y su tripulación tuvieron el primer contacto con el continente.
Al principio, Cook llamó al lugar bahía Stingaree, debido a la gran cantidad de rayas encontradas allí; luego fue cambiado a bahía Botánico, y finalmente a bahía Botánica (Botany Bay), por las especies únicas encontradas por Banks, Solander y Spöring.
Este primer sitio en el cual pararon, más tarde fue fomentado (especialmente por Banks) como un buen lugar para establecer un asentamiento y una colonia británica. Sin embargo, casi dieciocho años después de este primer arribo, cuando el capitán Arthur Phillip llegó allí en 1788 para establecer un fuerte y una colonia penal, encontró que la bahía y sus alrededores no eran un lugar tan promisorio como había sido descrito. Entonces, Phillip dio órdenes de moverse hacia el norte, al lugar que Cook había denominado Port Jackson pero no había explorado en profundidad. Fue en un lugar de Sydney Cove que se realizó el asentamiento de Sydney. Durante algunos años más, el lugar seguiría siendo llamado generalmente Botanic Bay. Aquí se realizaron las primeras expediciones científicas para documentar la flora y la fauna de Australia.
Cook continuó hacia el norte, mapeando la costa. Hubo un contratiempo cuando el HMB Endeavour pasó por la Gran barrera de coral el 11 de junio de 1770. El barco se dañó seriamente y el viaje se demoró casi siete semanas, mientras las reparaciones eran hechas en la playa (cerca de los muelles de la actual ciudad de Cooktown, en la boca del río Endeavour). Mientras estuvieron allí, Joseph Banks, Herman Spöring y Daniel Solander hicieron su primera gran colección de flora australiana. Allí, la tripulación tuvo encuentros con los aborígenes del lugar, que eran mayormente pacíficos. Por el contacto con la tribu Guugu Yimithirr, la palabra kangaroo (canguro) fue introducida al idioma inglés, derivando de gangaroo; "kangaroo" no designaba el nombre del animal, sino la expresión "no le entiendo" con que respondían a las preguntas de los ingleses.
Una vez que se realizaron las reparaciones, se continuó con el viaje, pasando por el punto más nórdico de la península Cabo York, y luego navegaron a través del estrecho de Torres, entre Australia y Papúa Nueva Guinea, que había sido navegado por Luis Váez de Torres en 1604.
Hasta este momento de la travesía, Cook no había perdido ningún hombre a causa del escorbuto; un logro destacable y prácticamente desconocido en los viajes de larga distancia por mar durante el siglo XVIII. Cook obligaba a su tripulación a comer cítricos y chucrut, aunque todavía nadie entendía las razones por las que ingerir estos alimentos prevenía el escorbuto. Luego navegó hacia Batavia, la capital de las Indias Orientales Holandesas, por reparaciones. Batavia era conocida por sus brotes de malaria, y, antes que retornaran, gran parte de la tripulación de Cook sucumbió a esta enfermedad y a otras como la disentería; entre ellos el tahitiano Tupaia, el secretario finés de Banks, el científico finés Herman Spöring, el astrónomo Charles Green y el ilustrador Sydney Parkinson. La isla Spöring fue bautizada así por Cook en honor a Herman Spöning y a su trabajo durante el viaje.
El HMB Endeavour, el barco del primer viaje, luego daría su nombre al transbordador espacial Endeavour y al río Endeavour.
Los diarios de Cook fueron publicados a su regreso, con lo que se convirtió en una especie de héroe entre la comunidad científica. Sin embargo, entre el público en general, el botánico Joseph Banks fue un héroe más grande. Banks finalmente intentó tomar el mando del segundo viaje de Cook, pero desistió del viaje antes que éste comenzara.
Segundo Viaje
Poco tiempo después de su regreso, Cook fue ascendido del puesto que ejercía como Lugarteniente (Lieutenant) a Comandante (Master and Commander). Entonces, una vez más, fue comisionado por la Royal Society para buscar la mítica Terra Australis. Durante su primer viaje había demostrado, mediante la circunnavegación de Nueva Zelanda, que no estaba unida por el sur a una masa continental mayor, y aunque mediante la cartografía de casi la totalidad de la costa este de Australia había demostrado que era de tamaño continental, se suponía que la buscada Terra Australis se extendía hacia el sur. A pesar de las evidencias, muchos miembros de la Royal Society aún creían que ese continente debía existir.
En este viaje, Cook comandó la nave HMS Resolution, mientras que Tobias Furneaux comandó la nave compañera HMS Adventure. La expedición circunnavegó el globo terráqueo a muy alta latitud sur, convirtiéndose en uno de los primeros en cruzar el círculo polar antártico, el 17 de enero de 1773, alcanzando 71º 10' sur. También descubrió Georgia del Sur y las islas Sandwich del Sur. En la niebla antártica, los dos barcos se separaron. Furneaux fue hacia Nueva Zelanda, en donde perdió algunos de sus hombres por una pelea con los Maoríes, y luego navegó hacia Gran Bretaña, mientras que Cook continuó explorando la Antártida.
Cook casi descubrió el continente antártico, pero volvió hacia el norte, en dirección a Tahití para reabastecer el barco. Luego retomó su curso hacia el sur en un segundo intento infructuoso de encontrar el continente. En este tramo del viaje llevó con él a un joven tahitiano llamado Omai, que demostró ser algo menos especialista sobre el Pacífico de lo que había sido Tupaia en el primer viaje. Durante el viaje de regreso, estuvieron en las islas Friendly, isla de Pascua y Vanuatu, en 1774. Sus informes sobre el retorno del viaje pusieron quietud sobre el popular mito de Terra Australis.
Otro logro del segundo viaje fue el empleo exitoso del cronómetro K1, que facilitó medir la longitud de forma más precisa.
A su regreso, Cook fue ascendido en la jerarquía naval a capitán, y se le otorgó un retiro honorario de la Royal Navy (como oficial en el Hospital de Greenwich), pero Cook no podía estar alejado del mar.
Se planificó un tercer viaje para encontrar el paso del Noroeste. Cook viajaría al Pacífico nuevamente y esperaba pasar al Atlántico, mientras que en un viaje simultáneo se programaba la ruta contraria.
Tercer Viaje
En su último viaje, Cook comandó una vez más el HMS Resolution, mientras que el capitán Charles Clerke comandaba el HMS Discovery. Ostensiblemente, el viaje fue planeado para llevar de regreso a Omai hacia Tahití; esto era lo que el público en general creía, ya que se había convertido en una "curiosidad" en Londres. Después de dejar a Omai, Cook viajó hacia el norte, y en 1778 se convirtió en el primer europeo en visitar las islas Hawái, a las que llamó islas Sandwich, por el cuarto Conde de Sandwich, John Montagu, en ese momento a cargo de la Royal Navy.
Cuando los exploradores volvieron a la bahía Kealakekua el 17 de enero, 10.000 hawaianos salieron a recibirlos. Los isleños estaban celebrando la fiesta de makahiki en honor de Lono, el dios de su tierra. Por lo visto, creyeron que Cook era dicho dios, por lo que tanto él como sus hombres fueron nuevamente objeto de extraordinaria bondad y hospitalidad. Tres semanas más tarde, el 4 de febrero, levaron anclas y se hicieron a la vela. Mas al cuarto día les sobrevino un gran huracán, que destrozó uno de los mástiles del Resolution y obligó a Cook a regresar a Hawái.
Viajó hacia el este, para explorar la costa oeste de América del Norte. Exploró e hizo mapas de la costa, desde California hasta el estrecho de Bering.
El estrecho de Bering no pudo ser atravesado por Cook, aunque hizo varios intentos. Cook había comenzado a tener algún trastorno estomacal desde hacía algún tiempo, y esto es tomado como explicación a su comportamiento irracional hacia la tripulación durante el viaje.
Cook volvió a Hawái en 1779. El 14 de febrero, en Kealakekua Bay, algunos hawaianos robaron un bote pequeño perteneciente a Cook. Normalmente, como los ladrones eran comunes en Tahití y otras islas, se tomaban rehenes hasta que las cosas robadas reaparecieran. Pero Cook planeó tomar como rehén al rey de Hawái, Kalaniopuu. Debido a la irracionalidad de sus actos, tuvo un altercado con una gran multitud de nativos en la playa, con lo cual, durante la escaramuza, se dispararon algunos tiros hacia los hawaianos y éstos terminaron matando a Cook para devorarlo después.
Para su sorpresa, en esta ocasión la recepción en Hawái fue hostil. Algunos opinan que quizás los indígenas habían analizado las cosas de manera más racional y habían concluido que Cook y su tripulación los estaban explotando. A juicio de otros, el retorno se contradecía con su “divinidad”. Como quiera que fuera, los hombres de Cook, consternados, cometieron el desacierto de actuar con violencia. Cook determinó apoderarse del jefe Kalaniopu’u y retenerlo prisionero para recobrar la embarcación robada. En la lucha que se suscitó en la playa, Cook fue apuñalado y golpeado hasta causarle la muerte.
5. Darwin
El viaje del Beagle duró casi cinco años, zarpando de la bahía de Plymouth el 27 de diciembre de 1831 y arribando a Falmouth el 2 de octubre de 1836. Tal como Fitzroy le había propuesto, el joven Darwin dedicó la mayor parte de su tiempo a investigaciones geológicas en tierra firme y a recopilar ejemplares, mientras el Beagle realizaba su misión científica para medir corrientes oceánicas y cartografiando la costa. Darwin tomó notas escrupulosamente durante todo el viaje, y enviaba regularmente sus hallazgos a Cambridge, junto con una larga correspondencia para su familia que se convertiría en el diario de su viaje. Tenía nociones de geología, entomología y disección de invertebrados marinos, aunque se sabía inexperto en otras disciplinas científicas; de modo que reunió hábilmente gran número de especímenes para que los especialistas en la materia pudieran llevar a cabo una evaluación exhaustiva. A pesar de sufrir frecuentes mareos, que ya había acusado la primera vez que embarcó su equipaje a bordo, la mayoría de sus notas zoológicas versa sobre invertebrados marinos, comenzando por una notable colección de plancton que reunió en una temporada con viento en calma.
En su primera escala, en Santiago de Cabo Verde, Darwin descubrió que uno de los estratos blanquecinos elevados en la roca volcánica contenía restos de conchas. Como Fitzroy le había prestado poco antes la obra de Charles Lyell Principios de Geología, que establecía los principios uniformistas según los cuales el relieve se formaba mediante surgimientos o hundimientos a lo largo de inmensos períodos. Darwin comprendió ese fenómeno desde el punto de vista de Lyell, e incluso se planteó escribir en el futuro una obra sobre geología.
En Brasil, Darwin quedó fascinado por el bosque tropical, pero aborreció el espectáculo de la esclavitud. En Punta Alta y en los barrancos de la costa de Monte Hermoso, cerca de Bahía Blanca, Argentina, realizó un hallazgo de primer orden al localizar en una colina fósiles de enormes mamíferos extintos junto a restos modernos de bivalvos, extintos más recientemente de manera natural. Identificó, por un diente, al poco conocido megaterio, que en principio asoció con el caparazón de una versión gigante (gliptodonte) de la armadura de los armadillos locales. Estos hallazgos despertaron un enorme interés a su regreso a Inglaterra. Cabalgando con los gauchos del interior se dedicó a observar la geología y extraer más fósiles, adquiriendo, al mismo tiempo, una perspectiva de los problemas sociales, políticos y antropológicos tanto de los nativos como de los criollos en el momento anterior a la revolución de los Restauradores. También aprendió que los dos tipos de ñandú poseen territorios separados, aunque superpuestos.
Contempló con asombro la diversidad de la fauna y la flora en función de los distintos lugares. Así, pudo comprender que la separación geográfica y las distintas condiciones de vida eran la causa de que las poblaciones variaran independientemente unas de otras. Continuando su viaje hacia el sur, observó llanuras aplanadas llenas de guijarros en las que cúmulos de restos de conchas formaban pequeñas elevaciones. Como estaba leyendo la segunda obra de Lyell, asumió que se trataba de los "centros de creación" de especies que éste describía, aunque por primera vez comenzó a cuestionar los conceptos de lento desgaste y extinción de especies defendidos por Lyell.
En Tierra del Fuego se produjo el retorno de tres nativos yagán que habían sido embarcados durante la primera expedición del Beagle, con objeto de recibir una educación que les permitiera actuar de misioneros ante sus semejantes. Darwin los encontró amables y civilizados, aunque los otros nativos le parecieron "salvajes miserables y degradados", tan distintos de los que iban a bordo como lo pudieran ser los animales salvajes de los domésticos, si bien, para Darwin, esa distinción estribaba en cuestiones culturales y no raciales. Al contrario que sus colegas científicos, empezó a sospechar que no existía una diferencia insalvable entre los animales y las personas. Al cabo de un año, la misión había sido abandonada. Uno de los fueguinos retornados, a quien le habían dado el nombre cristiano de Jemmy Button, vivía con los demás nativos, se había casado y manifestó no tener ningún deseo de volver a Inglaterra.
En Chile, Darwin fue testigo de un terremoto, observando indicios de un levantamiento del terreno, entre los que se encontraban acumulaciones de valvas de mejillones por encima de la línea de la marea alta. Sin embargo, también encontró restos de conchas en las alturas de los Andes, así como árboles fosilizados que habían crecido a pie de playa, lo que le llevó a pensar que según subían niveles de tierra, las islas oceánicas se iban hundiendo, formándose así los atolones de arrecifes de coral.
Poco después, en las Islas Galápagos, geológicamente jóvenes, Darwin se dedicó a buscar indicios de un antiguo "centro de creación", y encontró variedades de pinzones que estaban emparentadas con la variedad continental, pero que variaban de isla a isla. También recibió informes de que los caparazones de tortugas variaban ligeramente entre unas islas y otras, permitiendo así su identificación.
En Australia, la rata marsupial y el ornitorrinco le parecieron tan extraños que Darwin pensó que era como si "dos creadores" hubiesen obrado a la vez. Encontró a los aborígenes australianos "bien humorados y agradables", y notó su decadencia por la proliferación de asentamientos europeos.
El HMS Beagle también investigó la formación de los atolones de las Islas Cocos, con resultados que respaldaban las teorías de Darwin. Por aquel entonces, Fitzroy, que redactaba la "narración oficial" de la expedición, leyó los diarios de Darwin y le pidió permiso para incorporarlos a su crónica. El diario de Darwin fue entonces reescrito como un tercer volumen dedicado a la historia natural. En Ciudad del Cabo, una de las últimas escalas de su vuelta al mundo, Darwin y Fitzroy conocieron a John Herschel, quien había escrito recientemente a Lyell alabando su teoría uniformista por plantear una especulación sobre "ese misterio de misterios: la sustitución de especies extintas por otras" como "un proceso natural en oposición a uno milagroso". Ordenando sus notas rumbo hacia Plymouth, Darwin escribía que de probarse sus crecientes sospechas sobre los pinzones, las tortugas y el zorro de las islas Malvinas, "estos hechos desbaratan la teoría de la estabilidad de las especies" (más tarde, reescribió prudentemente "podrían desbaratar"). Posteriormente reconoció que en aquel momento, los hechos observados le hacían pensar que "arrojaban alguna luz sobre el origen de las especies”.
6. David Livingstone
Misionero Llegó a África del Sur en 1841 como ministro congregacionalista de la Sociedad Misionera de Londres. Tres años más tarde, contrajo matrimonio con Mary Moffat, hija de los misioneros escoceses Mary y Robert Moffat. Descubrimiento de las Cataratas Victoria Después de recorrer... Ver mas
Llegó a África del Sur en 1841 como ministro congregacionalista de la Sociedad Misionera de Londres. Tres años más tarde, contrajo matrimonio con Mary Moffat, hija de los misioneros escoceses Mary y Robert Moffat.
Descubrimiento de las Cataratas Victoria
Después de recorrer durante ocho años la región ejerciendo su actividad misionera, se adentró con William Cotton Oswell en el desierto de Kalahari y descubrió el lago Ngami (1849) y llegó al río Zambeze (1851). Entre 1852 y 1856 inició un viaje desde el océano Atlántico hasta el Índico, descubriendo el 16 de noviembre de 1855 las cascadas del Zambeze, a las que los Makololo llamaban humo que truena y Livingstone dio el nombre de cataratas Victoria en honor de la reina de Inglaterra. Livingstone se propuso abrir rutas en África para facilitar la labor misionera y la actividad comercial, considerando para ello la importancia de la navegabilidad del río Zambeze. Viajó a Inglaterra en busca de ayuda para su proyecto y para editar un libro acerca de sus expediciones, al tiempo que dimitía de la sociedad misionera a la que había pertenecido hasta entonces.
Expedición al río Zambeze
Entre 1858 y 1863 exploró profundamente la zona comprendida entre el lago Nyassa y el Zambeze pero descubrió que desde los rápidos de Kabrabasa (Presa de Cahora Bassa) el río se hacía absolutamente innavegable, debido a una serie de cataratas y rápidos en cuya exploración ya había fracasado en su anterior viaje. Llegó hasta esta zona en la época en que Tippu Tip estableció su hegemonía. La expedición resultó un fracaso y en ella murieron la mayoría de los acompañantes occidentales de Livingstone, entre ellos su hermano Charles y su esposa Mary, quien falleció el 29 de abril de 1863 de disentería. De regreso a Inglaterra en 1864, la expedición al Zambeze fue duramente criticada por los periódicos, lo que provocó que Livingstone tuviera grandes dificultades para conseguir más fondos para continuar con la exploración de África
7. Richard Burton
En 1856 la Real Sociedad geográfica financió una expedición en la que Burton salió de Zanzíbar para explorar un «mar interior» que se sabía que existía. Su misión era estudiar las tribus locales y averiguar qué exportaciones se podían realizar desde esa región. Se esperaba que la expedición pudiera llevar al descubrimiento de las fuentes del Nilo aunque ese no era el objetivo explícito. Se le había dicho a Burton que sólo un tonto diría que la expedición buscaba encontrar las fuentes del Nilo porque en tal caso finalizar la expedición sin encontrarlas se consideraría un fracaso pese a cualquier otro descubrimiento.
Antes de salir para África, Burton propuso matrimonio a Isabel Arundell y ambos quedaron comprometidos en secreto. La familia de ella nunca hubiera aceptado el matrimonio puesto que Burton no era católico y no era rico.
Speke le acompaño de nuevo y el 27 de junio de 1857 salieron de la costa oriental de África en dirección oeste en busca del lago o lagos. Fueron grandemente ayudados por el experimentado guía local Sidi Mubarak (también conocido como «Bombay») que estaba familiarizado con algunas de las costumbres y lenguajes de la región. Desde el comienzo el viaje hacia el interior estuvo plagado de problemas tales como la recluta de porteadores de confianza y el robo de materiales y suministros por parte de los desertores de la expedición. Ambos exploradores fueron víctimas de enfermedades tropicales durante el viaje. Speke estuvo cegado durante parte del viaje y sordo de un oído debido a una infección causada por intentos de retirar un escarabajo que se le había introducido en él. Burton fue incapaz de andar durante parte del viaje y tuvo que ser llevado por porteadores.
La expedición llegó al Lago Tanganika en febrero de 1858. Burton quedó asombrado por la vista del inmenso lago, pero Speke, que seguía temporalmente ciego fue incapaz de ver las aguas del lago. Llegados a este punto, buena parte de su equipo de topografía se había perdido, estropeado o sido robado y fueron incapaces de completar la topometría del área tan bien como hubieran deseado. Burton cayó enfermo de nuevo en el viaje de vuelta y Speke continuó explorando sin él, haciendo un viaje al norte y finalmente localizando el gran lago Victoria, o Victoria Nyanza. La falta de suministros e instrumentos adecuados le impidió topografiar la zona, pero quedó convencido, en su fuero interno, que el lago era la tan largamente buscada fuente del Nilo. La descripción del viaje por parte de Burton se da en Las regiones de los lagos del África Ecuatorial (Lake Regions of Equatorial Africa) de 1860. Speke dio su propia narración del viaje en The Journal of the Discovery of the Source of the Nile (1863).
Tanto Burton como Speke estaban en un estado de salud penoso después de su expedición y regresaron a casa por separado. Como era habitual en él, Burton realizó detalladas anotaciones, no sólo de la geografía, sino también de los lenguajes, costumbres y hábitos sexuales de las gentes que se encontró. Aunque fue la última de las grandes expediciones de Burton, sus notas geográficas y culturales fueron de gran valor para subsiguientes expediciones de Speke y James Augustus Grant, Sir Samuel Baker, y Henry Morton Stanley. La expedición de Speke y Grant (1863) empezó de nuevo en la costa oriental cerca de Zanzíbar y fue alrededor del lado occidental del lago Victoria hasta el lago Alberto retornando finalmente en triunfo bajando el Nilo. Sin embargo, de manera crucial, perdieron la pista del curso del río entre el lago Victoria y el lago Alberto. Esto dejó insatisfechos a Burton y a otros acerca de que las fuentes del Nilo hubieran sido identificadas de forma concluyente.
En 1856 la Real Sociedad geográfica financió una expedición en la que Burton salió de Zanzíbar para explorar un «mar interior» que se sabía que existía. Su misión era estudiar las tribus locales y averiguar qué exportaciones se podían realizar desde esa región. Se esperaba que la expedición pudiera llevar al descubrimiento de las fuentes del Nilo aunque ese no era el objetivo explícito. Se le había dicho a Burton que sólo un tonto diría que la expedición buscaba encontrar las fuentes del Nilo porque en tal caso finalizar la expedición sin encontrarlas se consideraría un fracaso pese a cualquier otro descubrimiento.
Antes de salir para África, Burton propuso matrimonio a Isabel Arundell y ambos quedaron comprometidos en secreto. La familia de ella nunca hubiera aceptado el matrimonio puesto que Burton no era católico y no era rico.
Speke le acompaño de nuevo y el 27 de junio de 1857 salieron de la costa oriental de África en dirección oeste en busca del lago o lagos. Fueron grandemente ayudados por el experimentado guía local Sidi Mubarak (también conocido como «Bombay») que estaba familiarizado con algunas de las costumbres y lenguajes de la región. Desde el comienzo el viaje hacia el interior estuvo plagado de problemas tales como la recluta de porteadores de confianza y el robo de materiales y suministros por parte de los desertores de la expedición. Ambos exploradores fueron víctimas de enfermedades tropicales durante el viaje. Speke estuvo cegado durante parte del viaje y sordo de un oído debido a una infección causada por intentos de retirar un escarabajo que se le había introducido en él. Burton fue incapaz de andar durante parte del viaje y tuvo que ser llevado por porteadores.
La expedición llegó al Lago Tanganika en febrero de 1858. Burton quedó asombrado por la vista del inmenso lago, pero Speke, que seguía temporalmente ciego fue incapaz de ver las aguas del lago. Llegados a este punto, buena parte de su equipo de topografía se había perdido, estropeado o sido robado y fueron incapaces de completar la topometría del área tan bien como hubieran deseado. Burton cayó enfermo de nuevo en el viaje de vuelta y Speke continuó explorando sin él, haciendo un viaje al norte y finalmente localizando el gran lago Victoria, o Victoria Nyanza. La falta de suministros e instrumentos adecuados le impidió topografiar la zona, pero quedó convencido, en su fuero interno, que el lago era la tan largamente buscada fuente del Nilo. La descripción del viaje por parte de Burton se da en Las regiones de los lagos del África Ecuatorial (Lake Regions of Equatorial Africa) de 1860. Speke dio su propia narración del viaje en The Journal of the Discovery of the Source of the Nile (1863).
Tanto Burton como Speke estaban en un estado de salud penoso después de su expedición y regresaron a casa por separado. Como era habitual en él, Burton realizó detalladas anotaciones, no sólo de la geografía, sino también de los lenguajes, costumbres y hábitos sexuales de las gentes que se encontró. Aunque fue la última de las grandes expediciones de Burton, sus notas geográficas y culturales fueron de gran valor para subsiguientes expediciones de Speke y James Augustus Grant, Sir Samuel Baker, y Henry Morton Stanley. La expedición de Speke y Grant (1863) empezó de nuevo en la costa oriental cerca de Zanzíbar y fue alrededor del lado occidental del lago Victoria hasta el lago Alberto retornando finalmente en triunfo bajando el Nilo. Sin embargo, de manera crucial, perdieron la pista del curso del río entre el lago Victoria y el lago Alberto. Esto dejó insatisfechos a Burton y a otros acerca de que las fuentes del Nilo hubieran sido identificadas de forma concluyente.
8. Mary Henrietta Kinsley
Siempre a lo largo del tiempo han sido los hombres los principales protagonistas de los más famosos viajes y las grandes expediciones de exploración. Sin embargo, algunas mujeres realizaron gestas de un extraordinario valor, tanto por la dificultad de su aventura, como por la época en que la llevaron a cabo.
Su desafío fue doble, por una parte tuvieron que enfrentarse a una naturaleza hostil y desconocida, y por otra, a la incomprensión de una sociedad dominada por el hombre. Tal es el caso de la exploradora a la que hoy rendimos tributo, Mary Henrietta Kingsley. En 1893 África Occidental era considerada la tumba del hombre blanco. Era una inmensa región, en gran parte inexplorada, de pantanos y selvas tropicales. Los europeos casi no se adentraban en la zona y quienes lo hacían se enfrentaban a los caníbales y a las fieras salvajes. Sin embargo, Mary Kingsley, viajera inglesa de 30 años, penetró a machetazos en esa selva hostil, recorriéndola a pie o en canoa acompañada, tan sólo, de un pequeño grupo de ayudantes africanos.
Mary Kingsley hizo dos expediciones a África, una en 1893 y la otra en 1894. En la primera recorrió los territorios que hoy componen Angola, Nigeria, y la isla de Fernando Poo. En la segunda exploró los territorios que integraban el Congo Francés y fue la primera persona europea que entró en lo que hoy es Gabón. Aunque hizo caso omiso de muchos de los convencionalismos de la época, la intrépida viajera, nunca renunció a su larga falda victoriana negándose a cambiarla por ropa de hombre. Este hábito le permitió salvar la vida en una ocasión en que cayó en una trampa para animales llena de estacas puntiagudas. La joven inglesa paseó su larga falda por algunos de los lugares más inhóspitos de África.
Vadeó ciénagas infestadas de cocodrilos a los que tuvo que rechazar a golpes de remo, tuvo que afrontar peligrosos encuentros con fieras, en uno de cuyos episodios hizo huir un leopardo que entró en su tienda y exploró nuevos territorios.
En su segunda expedición, la de 1894, fue la primera en navegar el río Ogooué atravesando sus rápidos y remolinos. Su primordial objetivo fue estudiar la religión y las costumbres de los Fang, una tribu de caníbales cuyos miembros jamás habían visto a una persona de piel blanca. Con ellos intercambió mercancías occidentales por información, comida y alojamiento y comió, valerosamente, los agusanados platos que le servían. A pesar de los repulsivos hábitos de los Fang, Mary Kingsley, pasó mucho tiempo entre ellos y realizó el primer estudio detallado de su modo de vida. En su viaje recolectó ejemplares de plantas y animales hasta entonces completamente desconocidos para la ciencia.
Hoy día, llevan su nombre tres especies de peces que ella descubrió a lo largo de sus viajes. La pionera victoriana fue la primera mujer blanca, y quizá la primera en general, que ascendió a la cima del monte Camerún. Como era típico en ella, gran parte de la escalada la realizó en solitario, dejando en la cumbre su tarjeta de visita. De vuelta a Gran Bretaña, Kingsley escribió dos libros con el relato de sus aventuras y dio numerosas conferencias a todo lo largo del país. En una época en la que se suponía que la mujer debía permanecer en el hogar, esta intrépida viajera, se aventuró donde pocos hombres se atrevían a hacerlo. Kingsley murió de fiebre tifoidea el 3 de junio de 1900, mientras cuidaba de unos prisioneros de guerra boers en la localidad de Simonstown, en Sudáfrica.
Mary Henrietta Kingsley no sólo representa el espíritu aventurero de una época, su figura va más allá al encarnar el pujante papel de la mujer en una sociedad, hasta ese momento, dominada por los hombres. No sólo fue una pionera en el mundo de los viajes y las exploraciones, fue también una pionera en demostrar que el papel de la mujer en la historia ya no pertenecía al ámbito doméstico, sino que iba mucho más allá, incluso hasta la última frontera, la de las tierras desconocidas de África.
Siempre a lo largo del tiempo han sido los hombres los principales protagonistas de los más famosos viajes y las grandes expediciones de exploración. Sin embargo, algunas mujeres realizaron gestas de un extraordinario valor, tanto por la dificultad de su aventura, como por la época en que la llevaron a cabo.
Su desafío fue doble, por una parte tuvieron que enfrentarse a una naturaleza hostil y desconocida, y por otra, a la incomprensión de una sociedad dominada por el hombre. Tal es el caso de la exploradora a la que hoy rendimos tributo, Mary Henrietta Kingsley. En 1893 África Occidental era considerada la tumba del hombre blanco. Era una inmensa región, en gran parte inexplorada, de pantanos y selvas tropicales. Los europeos casi no se adentraban en la zona y quienes lo hacían se enfrentaban a los caníbales y a las fieras salvajes. Sin embargo, Mary Kingsley, viajera inglesa de 30 años, penetró a machetazos en esa selva hostil, recorriéndola a pie o en canoa acompañada, tan sólo, de un pequeño grupo de ayudantes africanos.
Mary Kingsley hizo dos expediciones a África, una en 1893 y la otra en 1894. En la primera recorrió los territorios que hoy componen Angola, Nigeria, y la isla de Fernando Poo. En la segunda exploró los territorios que integraban el Congo Francés y fue la primera persona europea que entró en lo que hoy es Gabón. Aunque hizo caso omiso de muchos de los convencionalismos de la época, la intrépida viajera, nunca renunció a su larga falda victoriana negándose a cambiarla por ropa de hombre. Este hábito le permitió salvar la vida en una ocasión en que cayó en una trampa para animales llena de estacas puntiagudas. La joven inglesa paseó su larga falda por algunos de los lugares más inhóspitos de África.
Vadeó ciénagas infestadas de cocodrilos a los que tuvo que rechazar a golpes de remo, tuvo que afrontar peligrosos encuentros con fieras, en uno de cuyos episodios hizo huir un leopardo que entró en su tienda y exploró nuevos territorios.
En su segunda expedición, la de 1894, fue la primera en navegar el río Ogooué atravesando sus rápidos y remolinos. Su primordial objetivo fue estudiar la religión y las costumbres de los Fang, una tribu de caníbales cuyos miembros jamás habían visto a una persona de piel blanca. Con ellos intercambió mercancías occidentales por información, comida y alojamiento y comió, valerosamente, los agusanados platos que le servían. A pesar de los repulsivos hábitos de los Fang, Mary Kingsley, pasó mucho tiempo entre ellos y realizó el primer estudio detallado de su modo de vida. En su viaje recolectó ejemplares de plantas y animales hasta entonces completamente desconocidos para la ciencia.
Hoy día, llevan su nombre tres especies de peces que ella descubrió a lo largo de sus viajes. La pionera victoriana fue la primera mujer blanca, y quizá la primera en general, que ascendió a la cima del monte Camerún. Como era típico en ella, gran parte de la escalada la realizó en solitario, dejando en la cumbre su tarjeta de visita. De vuelta a Gran Bretaña, Kingsley escribió dos libros con el relato de sus aventuras y dio numerosas conferencias a todo lo largo del país. En una época en la que se suponía que la mujer debía permanecer en el hogar, esta intrépida viajera, se aventuró donde pocos hombres se atrevían a hacerlo. Kingsley murió de fiebre tifoidea el 3 de junio de 1900, mientras cuidaba de unos prisioneros de guerra boers en la localidad de Simonstown, en Sudáfrica.
Mary Henrietta Kingsley no sólo representa el espíritu aventurero de una época, su figura va más allá al encarnar el pujante papel de la mujer en una sociedad, hasta ese momento, dominada por los hombres. No sólo fue una pionera en el mundo de los viajes y las exploraciones, fue también una pionera en demostrar que el papel de la mujer en la historia ya no pertenecía al ámbito doméstico, sino que iba mucho más allá, incluso hasta la última frontera, la de las tierras desconocidas de África.
9. Jacques-Yves Cousteau
Como muchos otros grandes viajeros de la historia, Jacques Cousteau eligió el mar como su aliado e hizo de él su camino. Pero, a diferencia de otros, se dedicó a recorrerlo como explorador y desde las profundidades, con el afán de conocer y luego divulgar lo que sus ojos y sus cámaras captaban.
Su necesidad de contar al mundo las maravillas de las profundidades hizo que dedicara también gran parte de su vida a inventar y perfeccionar cámaras submarinas de fotografía y de video.
Jacques Yves Costeau fue, sin duda, un viajero singular. Cousteau nació en 1910 en St. André de Cubzac, al suroeste de Francia. Descubrió muy pronto los viajes gracias a su padre y su amor por el mar fue creciendo año tras año. Estuvo en la Escuela Naval de Brest y surcó los océanos como oficial en el Jeanne d'Arc, buque escuela de la Marina Nacional. En 1936 sufrió un grave accidente automovilístico que le obligó a renunciar a la actividad de pilotaje pero no a su amor al mar. Al estallar la guerra, en la guarnición de Toulon, se ocupó de rodar con su cámara metida en un frasco, los magníficos fondos marinos del Mediterráneo. En aquel entonces, para bucear, sólo se conocían las pesadas escafandras de buzo unidas por un tubo de aire a la superficie. Su sueño era conseguir una escafandra autónoma, algo que pronto se hizo realidad, ya que en 1943 inventa junto con el ingeniero Emile Gagman un equipo de respiración submarina basado en una botella con aire comprimido. En 1947 alcanza la profundidad de 100 metros y se entusiasma con la oceanografía.
En 1950, gracias a Lord Noel Guinness, el famoso fabricante de cervezas irlandesas, obtuvo un viejo buque barreminas de la Segunda Guerra Mundial que reconvirtió en navío oceanográfico con un nombre que se haría posteriormente famoso: Calypso. El Calypso se convertiría también en protagonista de las aventuras de Cousteau surcando casi todas las aguas del mundo. Dando a conocer un universo de luz y color poblado de peces, ballenas o morsas. La película El Mundo del Silencio que realizan Cousteau y el cineasta Louis Malle recibe la Palma de Oro del festival de Cannes en 1956 consiguiendo más de dos millones de espectadores. Cousteau, rico y famoso, consagrado como explorador del mundo submarino dimite de la Marina y se consagra a las campañas a bordo del Calypso.
Gentes de las más diversas disciplinas: geólogos, geofísicos, biólogos, zoólogos, ecologistas, arqueólogos o cineastas forman parte de su tripulación en las exploraciones que cada temporada realiza. El Mar Rojo, el Antártico, la Amazonia, el Pacífico o el Ártico son lugares que el Calypso recorre en sus investigaciones. De estos periplos nacieron más de cincuenta libros, dos enciclopedias, varias películas y sobre todo un centenar de documentales que las televisiones de todos los países emiten para deleite de los espectadores. Océanos, mares y ríos son el objetivo de un gran grupo de estudiosos que, poco a poco, delinea un estilo de trabajo que llega a los hogares de todo el mundo ya sea por medio de revistas, libros, Televisión o cine.
Desde 1965 "El Mundo Submarino de Cousteau" se extendió desde las grandes cadenas de televisión norteamericanas a todo el planeta. Tres años antes había establecido la primera estación submarina habitada, cerca de Marsella. Cousteau, con sus estudios, obtenía cada vez más fama internacional mientras sus travesías no cesaban a lo largo de todos los mares de la Tierra. El Mar Ártico, uno de sus primeros viajes; el mar interior de China; la Patagonia, filmando el apareamiento de las ballenas en la Península Valdés; los bosques de algas submarinas en el canal de Beagle o la defensa de los recursos naturales en su viaje al río Amazonas son sólo algunos de los muchos viajes que emprendió. Pese a la admiración que despertó Cousteau no estuvo exento de críticas en la labor que realizó.
Pese a ello lo que nadie duda es que el mundo submarino cambió radicalmente de forma ante nuestros ojos desde que él inició su andadura con el Calypso zambullendo sus cámaras en un mundo fantástico y desconocido. Cousteau dejó este mundo a los 87 años de edad. Su destino estuvo marcado por el descubrimiento de un mundo asombroso que quiso compartir con el resto de la humanidad. En el ámbito personal pasó de ser militar a inventor, científico y divulgador. Y en su vida profesional surcó todos los mares del mundo dejándonos un legado de imágenes imborrables. Nos descubrió un mundo nuevo que vive bajo las aguas, silencioso pero increíblemente hermoso y fantástico. Un auténtico universo de vida.
10.Neil Astrong
Como comandante del Apolo 11, la primera misión pilotada a la Luna, Armstrong ganó la distinción de ser la primera persona en alunizar y poner pie sobre la superficie lunar. El 16 de julio de 1969, Armstrong, Michael Collins, y Edwin E. Aldrin comenzaron su viaje a la Luna. Collins fue el piloto del módulo de mando. Aldrin, un experto en sistemas, fue el piloto del módulo lunar y se convirtió en el segundo ser humano en caminar sobre la Luna. Como comandante del Apolo 11, Armstrong pilotó el módulo lunar y logró un aterrizaje seguro sobre la superficie lunar. A las 2:56:20 (Tiempo Coordinado Universal) del 21 de julio de 1969, Neil Armstrong pisó la Luna y pronunció su famosa frase: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad” (orig.: "That's one small step for man, one giant leap for mankind"). Aldrin y Armstrong estuvieron cerca de dos horas y media caminando sobre la Luna, recogiendo muestras, haciendo experimentos y tomando fotografías. El 24 de julio de 1969, los tres hombres amerizaron en el Océano Pacífico y fueron recogidos por el portaaviones U.S.S. Hornet.
Texto: 20minutos
Fotos: Google
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